domingo, 24 de julio de 2011

El sistema agrava su propia "crisis" para acelerar y justificar sus planes revolucionarios.


(Una opinión de ANTIMPERIALISTA) Desde hace varias décadas, diferentes ideólogos neoliberales han teorizado abiertamente sobre la gran utilidad que supone dramatizar crisis económicas, militares o sanitarias y difundirlas masivamente, a través de los grandes medios de comunicación de masas, para conseguir cambios sociales favorables a sus intereses, básicamente destinados a aumentar el grado de esclavitud de la especie humana.
“Sólo una crisis, real o percibida como real, permite un auténtico cambio.” (Milton Friedman)
“Si ya es difícil que un colectivo en dificultad cambie, es prácticamente imposible que lo haga cuando exhibe todos los signos externos del éxito; sin el acicate de una crisis o un periodo de gran tensión, la mayor parte de los colectivos – al igual que la mayor parte de las personas – es incapaz de cambiar los hábitos y actitudes de toda una vida.” (John F. McDonnell)
“En un momento muy conflictivo es más fácil articular una fórmula lúcida. Desde este punto de vista, las condiciones de guerra, crisis y tensión son particularmente fecundas… (Para alcanzar un) proceso político global emergente que diluye cada vez más los límites tradicionales entre la política interna y la internacional.” (Zbigniew Brzenzinski)
La actual crisis económica del sistema y, junto a ella, la difusión masiva de pánico y alarmismo, realizada por los grandes medios de comunicación de masas del propio sistema (y por otros medios aparentemente opuestos a él), tendrían el objetivo de direccionar a las grandes masas poblacionales hacia cambios sistémicos que permitieran un mayor grado de esclavitud y sumisión de la especie humana.
Con esta crisis se pretende (al igual que se pretendió con otras) acondicionar a los seres humanos, para que acepten los nuevos cambios como necesarios e irremediables.
Desde mi punto de vista, es erróneo interpretar esta crisis como una crisis estructural del sistema (tal y como lo interpretan diferentes corrientes ideológicas), provocada por la naturaleza contradictoria del mismo, en otras palabras (y según tales corrientes), la actual crisis no sería más que un fallo intrínseco del propio sistema capitalista. Esto además de ser bastante ingenuo, es además ilógico, pues pensar que alguien haya construido un sistema que, tarde o temprano, acabaría fallando y, más aún, que no haya sido perfeccionado para que no vuelva a fallar, después de tantos años, es tener una concepción bastante inocente y poco real de un enemigo tan poderoso como al que nos enfrentamos. Como bien dijo Aldous Huxley: “Los grandes banqueros, al mover algunas simples palancas que controlan el flujo de dinero, pueden determinar el éxito o el fracaso de la economía de un país. Al controlar los comunicados de prensa sobre las estrategias económicas que delinean tendencias nacionales, la élite es capaz no sólo de tomar las riendas de poder de la estructura económica de esta nación sino también de extender el control a todo el mundo.”
Por otra parte, pensar que la actual crisis financiera se debe a un enfrentamiento soterrado entre occidente y las potencias emergentes (China, Rusia, Brasil e India) es tener una concepción muy idealista de la política, pues ello supone pensar que los diferentes dirigentes mundiales (no necesariamente políticos) estarían dispuestos a enfrentarse a unos rivales de una envergadura similar, con todo lo que ello podría suponer para sus intereses (pérdida de su posición dominante), antes de pactar o de llegar a acuerdos entre ellos. Es muy probable que las clases dirigentes mundiales sean psicópatas, pero ello no implica que carezcan de pensamiento estratégico. Esto tampoco implica que no pueda llegar a producirse una nueva confrontación mundial, pero, como en las anteriores ocasiones (especialmente, desde finales del siglo XVIII), el objetivo buscado no sería la dominación de la clase dirigente de un país sobre la de otro, sino la supeditación de las grandes masas poblacionales de los diferentes países a un mismo fin: la hiper-esclavista, super-productora y aceleradora de cambios, economía de guerra.
El objetivo buscado con la actual crisis económica (al igual que el buscado con otras crisis de tipo militar, ecológico o sanitario) es el de siempre: supeditar a los intereses de las minoritarias clases dominantes, la vida de la inmensa mayoría de los seres humanos; y el método utilizado nuevamente es el de la “doctrina del shock”.
Todo esto es debido a que en la historia de la humanidad, desde la creación de las primeras ciudades estado hasta nuestros días, el objetivo principal de las élites dominantes, más allá del sometimiento de las élites dominantes de otros países a sus intereses, ha sido el de esclavizar, de la forma más útil y rentable posible, a la mayor cantidad de seres humanos posibles. Voltaire decía que el Senado Romano mandaba al pueblo a la guerra, más que con el fin de conquistar nuevos territorios, con el de evitar que “devorara a sus propios amos”.
En este sentido, el fin buscado con esta falsa crisis económica prefabricada, y su agravamiento en los últimos tiempos, es el de acondicionar a la humanidad, para dar un nuevo paso en su proceso de esclavización: la aceptación de un gobierno mundial, supranacional, que muy bien podría ser calificado de dictadura totalitaria mundial, de ahí el intento por desprestigiar el actual orden económico y político. Esto no quiere decir que las anteriores formas económicas y políticas fueran positivas o menos esclavistas que las que se pretenden imponer ahora, y por ello haya que luchar por conservarlas ¡ni mucho menos! Pues éstas tan sólo eran pasos previos y necesarios para alcanzar futuros objetivos. Tales formas económicas y políticas han sido como el tacataca de un niño, utilizado para enseñar a éste a ponerse en pie y andar, pero que es necesario retirar, cuando ya ha conseguido lo anterior, para que pueda correr.
Sin duda alguna, Quinto FABIO Máximo, el Cunctator (“El Contemporizador”), general de la antigua Roma, que venció a Ánibal y a los cartagineses utilizando la táctica del desgaste, estaría orgulloso de sus actuales discípulos.

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